¡Ah! sí, la música lo suaviza todo;
es el esfumino de ese dibujo eterno que se llama la naturaleza. El mito de Orfeo, el cantor que conmovía a todos los seres, lo animado y lo inanimado, sigue siendo y será eternamente cierto.
Las cosas grandes y las pequeñas en la naturaleza, el hombre y la sensitiva, el océano y el cocuyo,
todo cuanto se mueve,
cuanto ilumina,
cuanto siente,
tiene un momento dulce,
una sonrisa o una lágrima
y ese momento
es esencialmente
musical.
¿Podemos imaginar siquiera todos los misterios de infinita melodía que encierran las imperceptibles trovas eólicas de la brisa que agita los pistilos de un lirio?
La Sirena, Justo Sierra