No puedo tocar ningún pensamiento sin que me cause dolor. Sensaciones punzantes en el cuerpo. Cabriolas que hace la mente para hacer de todas las cosas algo desagradable. Imposible de soportar. Trato de pensar en forma medida, desechando los pensamientos que me puedan hacer daño. Midiendo las intensidades. Eso con respecto a las ideas pasadas, a los recuerdos. En el presente trato de que sucedan la menor cantidad de cosas posible. Que los acontecimientos se mantengan estáticos, sin grandes sobresaltos. Es por eso que la tabla donde duermo se convierte en el mejor lugar posible dónde mantener el cuerpo tendido. Repito, como un condenado a muerte que espera la ejecución de su sentencia.
Mario Bellatin - La jornada de la mona y el paciente
Ilustración
por Yael
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