Dejé de tomar ciertas pastillas y surgió el terror. El miedo a no ser yo mismo, como si dentro mío existiera otra dimensión. Ya nada podrá seguir siendo igual que antes. Algo se ha roto que ha desatado una serie de sensaciones nuevas y espeluznantes. Siento un frío extraño. Estoy abrigado. No se trata de frío corporal. Tengo sueño, estoy casi dormido, y al mismo tiempo me encuentro desvelado. Creo que es temprano en la noche, pero veo el reloj y advierto que son más de las tres de la madrugada. No quiero que exista mi realidad, no quiero que exista tampoco la realidad externa. Aparece el suicidio como opción. No como una decisión sino como dimensión desesperada de las cosas. Para cometerlo, además, se me ocurre el mecanismo más pedestre como es salir corriendo con dirección a la estación del metro y esperar la llegada del convoy.
Mario Bellatin - La jornada de la mona y el paciente
Ilustración por Yael
Buf, terrible opción,¿no crees?
ResponderEliminarY además no infalible:una se puede encontrar con la misma horrenda realidad y sin piernas...
Besos y que fluya la vida ***
Precisamente :) que fluya la vida <3
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :)