incineramos los contados días.
Se hizo imposible
sobrevivir a lo que unidos fuimos.
Y desde entonces la eternidad
me dio un gastado vocabulario muy breve:
“ausencia”, “olvido”, “desamor”, “lejanía”.
Y nunca más, nunca más
nunca, nunca.
Desde entonces, José Emilio Pacheco.
Cuando el corazón se sabe libre de todo aquello destinado a perecer.
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